Mucho trabajo en la viña y en la bodega para obtener la màxima calidad y expresión en la uva.

La Moscatel y la Chardonnay son las variedades que iniciaron la campaña de vendimia en la DO Binissalem, el pasado 16 de agosto seguidas del resto de variedades blancas y tintas, locales y foráneas.

Para iniciar la vendimia, los viticultores valoran el grado de maduración idóneo, es decir, tanto la concentración de azúcares como la maduración fenólica, que determinará el momento óptimo en función del vino al que se destine esta uva, parámetros condicionados por la disponibilidad de agua y por la temperatura ambiental.

Aunque nos estamos acostumbrando a épocas de sequía y a olas de calor, cada añada tiene sus peculiaridades y ésta no es una excepción.
En la comarca de la DO Binissalem, en esta campaña, podemos destacar una buena reserva hídrica acumulada durante el invierno y una primavera fría y húmeda, que han sido claves para garantizar las reservas de agua que las cepas necesitan para su desarrollo.

Las lluvias de mayo y junio provocaron, en algunas zonas, la aparición de focos de “Mildiu”, un hongo que afecta principalmente a las hojas pero que, en época de floración y cuajado de la flor, puede afectar, de manera importante, a la uva. Este hecho, ha obligado a los viticultores a estar muy pendientes de la viña para hacer los tratamientos oportunos, que han permitido controlar la enfermedad.

En los meses de julio y agosto se han registrado récords de temperaturas máximas y mínimas que aceleraron un poco el proceso de maduración del fruto, principalmente de las variedades más tempranas. Aun así, la vendimia se inició 9 días más tarde que la del 2017 y, en general lleva retraso respecto a campañas anteriores.

El mes de agosto ha sido muy lluvioso en forma de tormentas localizadas, retrasando un poco el proceso de maduración de otras variedades de uva más tardías y obligando a viticultores y bodegas a un trabajo más cuidadoso en el momento de la vendimia, con selección en campo y también a la entrada de uva en la bodega, para garantizar que la
uva está sana y tiene la calidad deseada, para obtener los vinos característicos de la DO Binissalem.

La tipología de suelos de la comarca de la DO Binissalem, con gran cantidad de elementos gruesos, permiten un buen drenaje y, junto con las prácticas de cultivo y la orientación de los viñedos, son factores claves para minimizar el efecto de estas lluvias.

Cabe destacar que las variedades locales, generalmente, tienen muy buena respuesta a las condiciones climáticas propias de la zona, a las que están bien adaptadas, permitiendo obtener vinos de calidad con características diferenciales y singulares de la DO Binissalem.

En general, se prevé una producción normal en cantidad, y de buena calidad.
Dentro del marco de la 54ª Festa des Vermar de Binissalem, el CR DO Binissalem ha organizado un curso de cata de vinos que tendrá lugar el próximo 27 de septiembre y para el que ya no quedan plazas disponibles. Se ha preparado una nueva edición para el día 8 de octubre.

Para las variedades que ya se han terminado de vendimiar, Chardonnay y Tempranillo, podemos decir que la producción es alrededor de un 20% superior a la del 2017, año en que se produjo una bajada de la producción a nivel europeo, asociada a la sequía y elevadas temperaturas (-25% respecto al 2016). Por lo tanto, los datos disponibles prevemos la producción de esta campaña sea similar a la del 2016.

 

Fuente: CECRV

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