En esta Edición 2019 cabe destacar la altísima calidad de las muestras participantes, que se ha reflejado en un nutrido medallero con 14 medallas Gran Oro y 31 de Oro
El pasado 21 de Febrero tuvo lugar en las instalaciones de la Escuela Española de Cata de Madrid la sesión de catas finales de los VI Premios MonoVino 2019. Este Concurso, organizado por Alamesa Wine & Beer Action Marketing, ha servido una vez más para poner en valor y galardonar a los mejores vinos elaborados con una única variedad de uva que se encuentran hoy día en el mercado. De hecho, estos Premios pueden presumir de ser, un año más, el Concurso Oficial celebrado en nuestro país que acoge el mayor número de vinos producidos con distintos varietales.
En esta edición 2019 alcanzaron la final un total de 152 muestras, procedentes de 27 regiones productoras distintas y elaboradas con más de 30 varietales diferentes. El Concurso no sólo presenta un gran número de muestras participantes, lo que le consolida como uno de los certámenes de referencia a nivel nacional en su categoría, sino que se observa una clara tendencia al alza en la calidad de los vinos presentados. Los jueces del Concurso, entre los que se incluyen reputados enólogos, formadores, sumilleres y comunicadores especializados, todos ellos expertos en cata y análisis sensorial, han sabido apreciar y reconocer este hecho en sus valoraciones, concediendo un total de 14 medallas Gran Oro y 31 medallas de Oro.
Los vinos tintos con crianza fueron especialmente valorados, acaparando la gran mayoría de las más altas distinciones. Así, en la categoría de tintos con hasta 12 meses de crianza, los vinos Santo Merlot de Heredad de Urueña, Dominio de Unx Old Vines de Anecoop, Viñahonda Organic 4 de Bodegas Silvano García, y Casona de Alaferlay 6 meses barrica de Alaferlay se alzaron con sendas medallas Gran Oro. Por su parte, en la categoría de tintos con más de un año de crianza, los grandes ganadores fueron los vinos Altar y Otazu Premium Cuvée de Bodega Otazu, Altos R Crianza y Altos R Pigeage Graciano de Altos de Rioja, Vetusta Vendimia Seleccionada de Viñedos La Dehesa, y Moisés Gran Vino de Heredad de Urueña. Completaron el medallero en esta categoría vinos presentados por bodegas como Ruiz Torres, Xaló, Vinos Sierra Norte, Vitalis, Marqués de Arviza, Mas Rodó y Heretat de Taverners, elaborados con varietales como Bobal, Monastrell, Prieto Picudo, Tempranillo o Cabernet Sauvignon, y galardonados todos ellos con medallas de Oro.
El mejor espumoso del certamen fue el Imperial Rosé presentado por Rovellats y merecedor de una medalla de Oro, mientras que los vinos blancos más destacados fueron el Verdejo de Bodegas Ruiz Torres, merecedor de una medalla Gran Oro, y el blanco con crianza Agustí Torrelló Mata APTIÀ 2017 de Agustí Torrelló Mata, con una presea de Oro. También jugaron un destacado papel los blancos de varietales como Riesling, Hondarrabi Zuri, Albariño, Godello, Moscatel y Chardonnay, presentados por bodegas como K5, Martín Códax, Adegas Galegas, Nilva, Eidosela y Nuestra Señora de la Soledad, que a criterio del jurado recibieron un total de 12 medallas de Oro.
En la categoría de tintos jóvenes destacaron el Juan de Juanes Vendimia Plata Tempranillo de Anecoop y el Huella de Syrah de Bodegas Vegamar, ambos merecedores de medalla de Oro. Por último, los vinos dulces participantes fueron de una muy alta calidad, recibiendo el Vegamar Vino Dulce de Bodegas Vegamar, el Sol de Reymos de Anecoop y el Silvano García Dulce Monastrell de Bodegas Silvano García las medallas Gran Oro de su categoría, y el Silvano García Dulce Moscatel de Bodegas Silvano García y el Finca Valonga Sofía de Valonga sendas medallas de Oro.
Estos resultados ponen de relieve que el carácter individual de un vino, y por tanto sus características propias y su calidad, recae fundamentalmente en el tipo de uva empleada en su producción, una de las grandes olvidadas en beneficio de otras especificaciones comerciales como su región de procedencia. Así, se cumple uno de los objetivos fundamentales del Concurso, que aboga por dar a conocer las particularidades y matices de los distintos viñedos nacionales, apostando por el varietal como un concepto universal para valorar la personalidad de un vino, algo que los consumidores cada vez tienen más en cuenta en sus decisiones de compra. Además, queda demostrada que la calidad del viñedo nacional no entiende de fronteras, habiendo sido premiados vinos procedentes de prácticamente todas las regiones del país, y elaborados con más de una veintena de varietales distintos, desde las uvas más clásicas y asentadas a variedades no tan populares pero que ofrecen excelentes resultados.