Nace hoy la Denominación de Origen León y con ella una nueva etapa para los vinos de la zona de producción del sur de la provincia. El Consejo Regulador suelta lastre en la mención peyorativa que hacía referencia a la tierra que pisamos para poner por delante el territorio que nos une y nos define. Por delante y por encima de todo. Escrito con un León bien grande, fortalecido y visible. Y sutil y emocionante como sus vinos. Es, pues, un nuevo tiempo. Un tiempo de inquietantes ilusiones, de abnegados esfuerzos, de grandes expectativas y de esperanzas compartidas por los viticultores y elaboradores que integran un colectivo ejemplar.
Nace hoy la Denominación de Origen León y con ella se abre un tiempo y un horizonte nuevos para todos nosotros y para nuestros vinos de Albarín y Prieto Picudo. Un tiempo de ambición y orgullo. Ambición para seguir creciendo y creyendo. Y orgullo de lo que somos, de lo que hacemos, de y por aquello en lo que creemos. Y también de lo que queremos ser.
El futuro nos espera. Llevamos mucho tiempo esperando por él y, llegado por fin el momento y sin dejar de mirar atrás, debemos levantar la vista y celebrarlo como se merece: con una copa de nuestro mejor vino.